Las primeras etapas de la vida son fundamentales para el desarrollo integral de los niños, por ello es necesario fomentar una gran actividad para que consigan evolucionar en torno a todas sus potencialidades, actividades que deben ser propuestas y preparadas por un profesional guiado por una acción pedagógica concreta.
Aprendizaje y desarrollo como procesos indisociables. A través de la práctica educativa se proporcionará al niño actividades y experiencias adecuadas para posibilitar el correcto aprendizaje.
Contribuir al desarrollo de la capacidad de aprendizaje a través de experiencias cercanas. Debemos asegurar que las experiencias sean ricas, estimulantes, satisfactorias en sí mismas y que fomenten cualidades como la atención, el respeto a los otros/as y la colaboración.
Partir de las necesidades del niño atendiendo a cada momento evolutivo. A través de las rutinas vamos a favorecer la interiorización de hábitos y actitudes adecuadas a cada momento evolutivo.